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PRÓXIMA REUNIÓN: VIERNES, 20 DE ABRIL DE 2012 LUGAR: IES ORNIA HORA: 18:00h
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Descubre qué tipos de bocas de incendios equipadas existen, su funcionamiento y consejos de uso
Mire usted… que uno no espera que el fuego le pille con las manos en los bolsillos, pero cuando ocurre, más vale tener a mano algo más eficaz que una vela apagada o una botella de agua mineral. Ahí entran en escena las Bocas de Incendio Equipadas, esas ilustres desconocidas que, aunque están a la vista de todos en pasillos, fábricas y centros comerciales, rara vez reciben la atención que merecen... hasta que las llamas deciden entrar en acción.
No son un adorno ni mucho menos un cacharro decorativo con manguera incluida. Son, permítame usted el tono directo, herramientas de salvación que pueden marcar la diferencia entre el desastre y la contención.
Cuando hablamos de una Boca de Incendio Equipada, o BIE para los amigos de las siglas, nos referimos a un sistema semi fijo de extinción que utiliza agua como agente extintor y que está siempre listo para entrar en combate en caso de que el fuego se atreva a levantar la voz. No se agota como un extintor, y tiene la ventaja de poder suministrar caudales importantes de agua de forma continuada.
Estas instalaciones no están ahí por capricho ni porque lo diga un decreto. Su uso está regulado y deben ser empleadas cuando los medios portátiles —los típicos extintores rojos que todos conocen— se queden cortos ante la magnitud del incendio.
Ahora bien, no todo el mundo puede usarlas como si fuera abrir el grifo de la cocina. El personal debe estar formado, preparado y tener algo de temple, porque una bie 25 mm mal manejada puede causar más tropiezos que alivios.
Una boca de incendios equipada no es solo una manguera enrollada con cara de estar de vacaciones. Dentro de su armario señalizado, hallamos los siguientes elementos imprescindibles:
Manómetro: para saber si hay presión suficiente en la red de agua.
Carrete o soporte: donde duerme la manguera hasta que se le llama a filas.
Manguera BIE: el canal por el que correrá el agua; las hay rígidas, semirrígidas y planas.
Válvula: que abre o corta el paso del líquido elemento.
Lanza: el mango que sujeta el usuario para dirigir el chorro.
Boquilla: con opciones de chorro compacto o pulverizado, según lo que convenga.
No se trata solo de rociar como quien riega las plantas. Aquí hablamos de presión, caudal y técnica.
Y aquí, querido lector, entramos en faena. Porque como en los buenos vinos, hay variedades, y no todas sirven para lo mismo. Por eso, lasbies pueden ser de dos tipos.
La favorita de muchos. Manguera semirrígida, 20 metros de largo, capaz de suministrar 100 litros por minuto a 3,5 bares de presión. Ideal para edificios públicos, oficinas, centros comerciales… Es decir, el "bie 25 mm" es el Ferrari de los incendios cotidianos.
Más bruta, más potente. Manguera plana, también de 20 metros, pero con una capacidad de 200 litros por minuto. Ideal para naves industriales, garajes amplios o cualquier espacio donde las llamas puedan tener ambiciones mayores. En resumen, boca de incendios con ganas de hacer ruido, y del bueno.
Efectivamente. Todo esto nos lleva a una sencilla clasificación:
BIE de 25 mm: más manejable, uso más habitual, especialmente en interiores.
BIE de 45 mm: más compleja de usar, requiere normalmente de dos personas y formación específica, debido al caudal y peso.
No se equivoque. No se trata de cuál es mejor, sino de cuál se adapta al entorno y al nivel de riesgo que pueda existir. De ahí que sea tan importante el proyecto técnico y la normativa vigente que dicta cuántas y dónde deben instalarse.
Llegados a este punto, imaginemos la situación: suena la alarma, hay humo, y uno se encuentra frente a la caja roja con la manguera dentro. ¿Qué hacer?
Abrir la puerta del armario y comprobar el manómetro. Si la aguja está en zona verde, hay presión.
Desenrollar la manguera sin prisas pero sin pausas. Nada de hacer nudos marineros.
Abrir la válvula poco a poco, nunca de golpe.
Agarrar la lanza con fuerza, con las dos manos, si es posible entre dos personas.
Dirigir el chorro a la base de las llamas, de manera horizontal y en forma de barrido.
Parece fácil, pero requiere decisión y control. No es recomendable que lo haga una persona sin formación, porque el retroceso puede desequilibrarla. Tampoco se trata de jugar a los héroes de película.
No retirar obstáculos que dificulten el acceso al armario.
Utilizarla sin saber cómo y sin ayuda.
Apuntar a lo alto de las llamas en lugar de la base.
No mantener la postura firme durante el uso.
Evitar estos fallos puede marcar la diferencia entre controlar el fuego o darle más oportunidades.
Aquí no hay margen para la improvisación. Las BIEs deben revisarse cada seis meses por una empresa autorizada. Eso incluye comprobar la presión, el estado de la manguera, boquilla, válvula, carrete… y que la señalización esté clara.
Además, cada año debe realizarse una prueba de caudal. El objetivo es asegurarse de que, cuando llegue el momento, el equipo esté en condiciones óptimas. No vale eso de "lo revisaremos cuando haga falta", porque cuando hace falta, ya es tarde.
Son herramientas críticas que, usadas correctamente, pueden salvar vidas y evitar catástrofes mayores. Conocer sus tipos, su uso, y mantenerlas en condiciones óptimas no es solo una obligación legal, es un acto de responsabilidad.