Texto facilitado por Myriam González Díaz

Ha sido un placer compartir estas dos jornadas con una gran profesional. Hemos aprendido muchas cosas, nos ha dado técnicas muy útiles que poder aplicar en nuestro día a día y nos ha ayudado a conocernos un poquito más a nosotros mismos.

Talleres cofinanciados por el Fondo Social Europeo #FSE_AulaEmpresaCyL.
En la administración de fincas, la seguridad en instalaciones eléctricas constituye uno de los aspectos más sensibles. Los cuartos eléctricos, las salas de contadores y los espacios técnicos concentran un riesgo elevado de incendio debido a la acumulación de equipos, cableado y transformadores. Una gestión eficaz exige prever incidentes y aplicar medidas preventivas que reduzcan la exposición a siniestros y garanticen la protección de bienes y personas.
El Reglamento Electrotécnico de Baja Tensión (REBT), junto con el RIPCI (Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios) y el CTE (Código Técnico de la Edificación), establecen un marco normativo sólido que obliga a implementar recursos de prevención contra incendios en zonas críticas. Entre todos los equipos disponibles, los de dióxido de carbono son los más adecuados en entornos eléctricos.
El REBT, aprobado mediante el Real Decreto 842/2002, regula las condiciones técnicas y de seguridad en instalaciones eléctricas de baja tensión. En su artículo 29 se estipula la obligación de aplicar medidas de protección frente a incendios y explosiones. Aunque no se mencione de forma literal un extintor, la interpretación profesional exige contar con equipos homologados que respondan al riesgo eléctrico.
De igual forma, la normativa de protección contra incendios (RIPCI) y el Código Técnico de la Edificación complementan esta obligación, reforzando la necesidad de instalar agentes específicos que no comprometan los equipos ni a las personas.
El dióxido de carbono (co2) se presenta como el agente extintor idóneo en instalaciones eléctricas. Los extintores de este tipo ofrecen ventajas determinantes: no conduce la electricidad, evita el riesgo de electrocución, no deja residuos dañinos en cuadros eléctricos y actúa sofocando el fuego de forma inmediata mediante la reducción del oxígeno en el foco.
Este recurso no solo proporciona eficacia frente a incendios de origen eléctrico o líquidos inflamables, sino que además asegura la conservación de equipos sensibles, lo que lo convierte en la elección preferente en la normativa de seguridad.
La capital concentra un gran número de comunidades y edificios de oficinas donde el riesgo eléctrico es elevado. Los extintores madrid forman parte de la estrategia de prevención que adoptan tanto administradores como empresas mantenedoras. La instalación estratégica de estos equipos garantiza que las inspecciones reglamentarias se superen sin incidencias y que las aseguradoras reconozcan la cobertura en caso de siniestro.
Contar con profesionales especializados en el suministro, señalización y mantenimiento de extintores en Madrid es una garantía añadida para cumplir con las disposiciones del REBT y del RIPCI.
El extintor de co2 es, por excelencia, el más adecuado en salas técnicas y cuartos eléctricos. Su capacidad para actuar sin dañar equipos electrónicos ni dejar residuos lo diferencia de otros agentes extintores como el polvo o el agua con aditivos.
Además, su uso se alinea de manera directa con las exigencias normativas, ya que protege las instalaciones sin comprometer la seguridad del entorno ni de las personas que intervienen en la emergencia. Para espacios con equipos de telecomunicaciones, servidores y transformadores, su presencia no es opcional, sino un requisito técnico.
Conocer dónde y cuándo es obligatorio tener un extintor resulta clave para evitar sanciones y garantizar la seguridad en una comunidad. La normativa establece que:
En cuartos eléctricos y de contadores, debe instalarse al menos un equipo de co2 por sala.
En salas de telecomunicaciones y servidores, la obligatoriedad es ineludible debido a la sensibilidad de los equipos.
En centros de transformación y baja tensión, la disposición de extintores de co2 es fundamental por el alto nivel de riesgo eléctrico.
En zonas comunes como garajes o trasteros, los extintores deben adaptarse a los materiales predominantes, generalmente de polvo para riesgos múltiples.
Estas exigencias garantizan que cada espacio cuente con la protección adecuada y que el administrador cumpla con sus obligaciones legales.
No instalar los equipos de protección adecuados genera consecuencias graves:
Responsabilidad civil y penal del administrador por negligencia.
Rechazo de indemnización por parte de las aseguradoras al no cumplirse los requisitos de seguridad.
Daños materiales elevados, especialmente en equipos eléctricos y electrónicos de alto coste.
Riesgo de propagación del fuego, comprometiendo la integridad de vecinos y usuarios.
La eficacia de un extintor depende de un programa de mantenimiento riguroso:
Inspecciones trimestrales de accesibilidad y estado general.
Revisión anual realizada por una empresa homologada, que incluye control de presión y peso.
Retimbrado cada 5 años, asegurando la resistencia del envase.
Revisión completa cada 20 años, sustituyendo el equipo o reacondicionándolo.
Estos plazos están recogidos en el Real Decreto 513/2017 (RIPCI) y constituyen una obligación legal que todo administrador debe cumplir.
Aunque existen diversos tipos de extintores, no todos son válidos en entornos eléctricos:
Extintores de polvo: versátiles, pero generan residuos corrosivos y no son adecuados para equipos electrónicos.
Extintores de agua con aditivos: recomendables para materiales sólidos (clase A), pero ineficaces en instalaciones eléctricas.
Extintores de co2: la solución idónea para fuegos eléctricos y líquidos inflamables, sin residuos ni conductividad.
La elección correcta depende del riesgo específico del espacio, pero el co2 es la única opción segura en instalaciones eléctricas.
Los administradores que apuestan por la instalación adecuada de extintores de co2 logran ventajas evidentes:
Cumplimiento pleno de REBT, RIPCI y CTE.
Protección de bienes comunes frente a incendios eléctricos.
Disminución de costes en reparaciones y reposiciones.
Confianza entre los vecinos por la seguridad garantizada.
Reducción de riesgos legales y económicos para la administración.
El artículo 29 del REBT subraya la obligación de garantizar la seguridad en instalaciones eléctricas mediante la adopción de medidas eficaces. La instalación de extintores de co2 no solo cumple con la normativa, sino que constituye un pilar en la prevención de siniestros y en la gestión responsable de comunidades.
Como administradores de fincas, asegurar la presencia, correcta ubicación y mantenimiento de estos equipos es una obligación legal y ética. Apostar por la prevención con extintores adecuados es una inversión mínima frente a los costes humanos, materiales y legales que puede acarrear un incendio eléctrico.