Siddhartha
Escrito por Estefanía Domínguez, jueves 12 de diciembre de 2013 , 14:15 hs , en Club de Lectura
    

                   

 

 

    REUNIÓN: VIERNES, 17 DE ENERO DE 2014

    HORA: 17:15h

    LUGAR: IES ORNIA

   

Además del libro señalado, se comentará el relato La noche boca arriba de Julio Cortázar

 



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  • Rosa Elena S. el martes 29 de julio de 2025, 20:56 hs

    Lo que hay que saber de las BIE: entre normas, mangueras y sentido común

    ¿Qué demonios es una BIE y por qué debería importarnos?

    Mire usted, en este mundo donde las alarmas suenan más que los despertadores, hay algo que rara vez se le presta atención... hasta que arde Troya: la BIE, esa Boca de Incendios Equipada que lleva ahí, colgada en la pared, entre la máquina de café y el extintor, como un mueble más. Una especie de adorno rojo que solo adquiere protagonismo cuando el humo ya no permite ver ni las salidas.

    Pero ojo, esto no es un florero con manguera. Las BIE son dispositivos conectados directamente a la red de agua del edificio y capaces de lanzar un chorro de presión más serio que el que le suelta su suegra los domingos. Están ahí para lo que están: para frenar un incendio en su fase inicial, antes de que el asunto acabe en portada.

    Ahora, vamos por partes. Como Jack, pero sin cuchillo.

    Del siglo XIX al siglo XXI: historia de una manguera que salva vidas

    No, no lo inventamos nosotros. Fueron los ingleses, que entre té y humo de fábrica allá por el siglo XIX, pensaron que quizás tener un tubo conectado a un depósito de agua podía ser buena idea si las llamas decidían visitar el almacén. A eso le sumaron una válvula, una boquilla, y —con el tiempo— la evolución hizo su magia: llegaron las BIE con enrollador, válvula de apertura, lanza y señalización visible. Un kit más completo que el maletero de McGyver.

    Y desde entonces hasta ahora, estos sistemas no han dejado de perfeccionarse. Pero, como todo en la vida, si no se revisan ni se cuidan, se oxidan y fallan. Porque un sistema contra incendios que no se mantiene es como tener un paraguas con agujeros: puro postureo.

    Ventajas de tener una BIE (y no, no hablamos solo de cumplir la ley)

    Más allá de lo evidente, hay varias razones por las que conviene tenerlas en regla:

    • Suministro de agua independiente. Algunas instalaciones permiten conexión a cisternas o depósitos autónomos. Es decir, si se va el agua, la BIE sigue echando.

    • No estorban. No cuelgan del techo, ni cuelgan del alma. Están ahí, discretas, sin romper el diseño del arquitecto.

    • Son manejables. No hace falta ser un ninja ni bombero para usarlas. Eso sí, formación mínima, por favor, que luego pasa lo que pasa.

    • Resistentes como un Land Rover. Las hay de hierro fundido, de bronce, de acero… hechas para durar más que algunas relaciones.

    La importancia de la distancia entre BIEs: ni muy cerca ni al quinto pino

    Ah, la bendita distancia entre bies. Porque claro, de poco sirve tener un sistema maravilloso si está tan lejos que para cuando llegas a usarlo ya solo queda ceniza. La normativa suele establecer una separación máxima de 50 metros entre cada punto de instalación, lo cual, dicho en cristiano, significa que en un pasillo largo debe haber al menos dos.

    No es capricho. Es sentido común. Porque en situaciones de fuego, cada segundo es un billete al desastre o a la salvación. Y si usted tiene que recorrer medio edificio con una manguera al hombro, ya me dirá cómo va a apagar algo más que su paciencia.

    BIE de 25 mm: el estándar de los valientes sin capa

    Cuando hablamos de una bie 25 mm, hablamos de una solución para edificios de uso público donde se espera que cualquier mortal con algo de entrenamiento pueda usarla. La manguera de 25 mm es más manejable, ligera y menos agresiva que la de 45 mm, pensada para cuerpos de bomberos.

    Vamos, que es como el coche automático frente al manual. ¿Cumple? Sí. ¿Requiere menos habilidad? También. Pero no por eso hay que subestimarla: bien usada, una BIE de 25 mm puede salvar más vidas que cien discursos.

    ¿Dónde está la boca de incendios cuando se le necesita?

    En una emergencia, lo último que uno quiere es ponerse a jugar a "¿Dónde está Wally?" con la instalación contra incendios. Por eso, la señalización de cada boca de incendios debe ser clara, visible y sin obstáculos. Nada de esconderla detrás de una planta, un perchero o el disfraz de Papá Noel.

    Además, la boca de incendios debe estar accesible en todo momento. Parece una obviedad, pero hay quien cree que esos armarios rojos son ideales para guardar cajas, archivadores o incluso paraguas. Grave error. Porque cuando suena la alarma, el tiempo no perdona.

    Presión y mantenimiento: dos palabras que marcan la diferencia entre controlar el fuego o lamentarlo

    La presión recomendada ronda los 7 bares, aunque la normativa lo deja claro: entre 4 y 12 bares es el rango habitual. Pero como todo aparato sometido a desgaste y uso potencial, las BIE necesitan revisiones periódicas, al menos una vez al año, para comprobar que todo está en orden: válvula, manguera, boquilla, manómetro…

    No se trata de ponerle una pegatina y olvidarse. Se trata de estar seguros de que, llegado el momento, el sistema responde con fuerza, sin pérdidas, sin sustos. Es la diferencia entre un “todo bajo control” y un titular trágico.

    ¿Quién puede usarla? ¿Y cuándo?

    Idealmente, solo personal capacitado debe utilizar una BIE. Pero la realidad es que en muchas situaciones el primer en llegar será un vigilante, un empleado o un ciudadano con más corazón que técnica. Por eso, formar al personal en el uso básico del sistema es una inversión inteligente.

    Además, se deben establecer protocolos claros: quién actúa, cómo, en qué circunstancias, y cuándo dejarlo en manos de los bomberos profesionales. Porque apagar un fuego sin saber lo que se hace puede terminar multiplicando el desastre.

    Un último apunte con sabor a consejo

    ¿Tiene usted una empresa, una comunidad de vecinos o un local comercial? Entonces más le vale asegurarse de que su sistema de Bocas de Incendio Equipadas no es un adorno más. Revíselo. Manténgalo. Póngalo en el sitio correcto y forme a su gente. Porque el día que lo necesite, no habrá segundas oportunidades.

    Y si le da pereza, imagine por un segundo el titular: "El fuego arrasó todo porque la BIE estaba bloqueada por un archivador con facturas del 2015". No es una escena de comedia, es una pesadilla real.



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