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Arqueología de Jesús

PRINCIPALES DATOS ARQUEOLÓGICOS SOBRE LA VIDA DE JESÚS Y LOS EVANGELIOS

(fuente: José Antonio Pagola, “Jesús, aproximación histórica”)

Los manuscritos de Qumrán

En 1947, un pastor árabe encuentra en una gruta cerca del Mar Muerto con manuscritos de la época de Jesús. Ninguno habla de Jesús, pues casi todos son anteriores a su nacimiento. Sin

embargo, han permitido conocer de primera mano una comunidad religiosa y unos escritos de la época de Jesús y de la misma zona geográfica.

Los códices de Nag Hammadi (Egipto)

En 1945, un labrador descubre casualmente 45 papiros con textos cristianos. Se trata de evangelios apócrifos que presentan a Jesús desde la perspectiva de una secta llamada «gnosticismo». Son escritos posteriores a los evangelios de Marcos, Mateo y Lucas, y no aportan ningún dato fiable sobre Jesús, excepto el llamado Evangelio de Tomás (que aporta 114 dichos, del siglo I).

La inscripción de Pilato

En 1962, unos arqueólogos italianos que estaban retirando maleza de las ruinas del teatro de Cesarea del Mar, descubrieron una inscripción que lleva el nombre de Poncio Pilato. Es el primer testimonio físico de la existencia del prefecto que dictó la sentencia de muerte de Jesús. [¿Sería imprescindible esta inscripción para conocer a Pilato? No, porque existen otras referencias escritas].

 

El osario del sumo sacerdote Caifás

En noviembre de 1990, unos albañiles que trabajaban en unas obras al sur de la ciudad antigua de Jerusalén, descubren casualmente un osario ricamente decorado, tal como corresponde al enterramiento de una familia de clase alta de la Jerusalén del siglo l. En una de las arquetas de este osario aparece toscamente grabado en arameo el nombre de Yehosef bar Caiafa. Así llama precisamente Flavio Josefo al sumo sacerdote Caifás, sumo sacerdote entre

los años 18-36 d. c.

Yehojanán, el crucificado de Jerusalén

En junio de 1968, el arqueólogo Vassilio Tzaferis descubre en Giv'at haMitvar (al nordeste de Jerusalén) una tumba del siglo I excavada en la roca. Uno de los osarios contenía los huesos de un varón de veinte a treinta años, llamado Yehojanán, que murió crucificado. Sus brazos no habían sido clavados, sino atados al travesaño horizontal. Sus pies habían sido separados a uno y otro lado del palo vertical para ser clavados no de frente, sino de lado. Le clavaron cada uno de los pies con un largo clavo que atravesó primero una tablilla de olivo (para que no sacara el pie),

luego el talón y, por fin, la madera del palo. Uno de los clavos se torció al ser fijado en la madera nudosa de la cruz y no pudo ser retirado del pie del cadáver. En el osario se han encontrado todavía unidos el talón, el clavo y la tablilla de olivo.

 Localización del pretorio y del Gólgota

Las excavaciones llevadas a cabo en Jerusalén han logrado precisar mejor el emplazamiento de algunos lugares. Los arqueólogos sitúan hoy el «pretorio» o residencia oficial de Pilato en Jerusalén la parte alta de la ciudad, en el antiguo palacio de Herodes el Grande; Jesús

escuchó su sentencia de muerte seguramente en la pequeña plaza que había ante el palacio, que estaba pavimentada con grandes losas (lithóstroton).

Por otra parte, el estudio de las antiguas murallas de Jerusalén ha confirmado que Jesús fue crucificado con toda probabilidad sobre la pequeña roca que actualmente se halla dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. Se ha podido comprobar que, en tiempos de Jesús, esta roca (Gólgota) se encontraba fuera de las murallas. Jesús pudo ser enterrado en las inmediaciones.

 Excavaciones en Séforis y Tiberíades

La investigación actual atribuye gran importancia a la construcción de estas dos ciudades en el corto período de veinte años, durante la vida de Jesús. Este fenómeno urbano creó una nueva situación socio-económica en Galilea, provocando la crisis y el empobrecimiento de no pocas familias. En este contexto concreto anunció Jesús su mensaje del reino por las aldeas galileas, sin entrar ni en Séforis ni en Tiberíades.

 Las aldeas de Jodefat y Gamla

Fueron destruidas por las legiones romanas el año 67 d. C. y han permanecido enterradas e intactas hasta las excavaciones llevadas a cabo estos últimos años. El trabajo de los arqueólogos ha sacado a la luz numerosas pruebas de cómo era la vida de un poblado judío en tiempos de

Jesús.

Las vasijas de piedra, las piscinas para las purificaciones rituales (miqwaot), los enterramientos con osarios de piedra y la dieta en la que falta el cerdo han demostrado la etnicidad y religión judía de los galileos del tiempo de Jesús

En Nazaret se han encontrado unas terrazas bien construidas para plantar vides en una

ladera, una torre redonda relacionada también con alguna viña y un lagar excavado en la roca.

 La embarcación de pesca del lago de Galilea

Con ocasión de una gran seguía en 1986 apareció una embarcación. Las vasijas y lámparas

halladas en su interior y el análisis con carbono 14 han permitido datarla como del siglo 1 d. C. En ella caben unas trece personas. Se utilizaba para la pesca o para cruzar el lago.

 Sin embargo, estos datos tienen un único objetivo: reforzar los documentos escritos (principalmente los evangelios), que siguen siendo la fuente más importante sobre Jesús. Los documentos escritos son también la fuente principal que nos ha permitido conocer los grandes personajes de la Historia.             

                           

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